Los tres estudios forman un tríptico diferenciado; el primero, Estudio de velocidad, pone a prueba la agilidad del pianista y también su destreza para lograr cambios dinámicos repentinos. El Estudio sonoridad exige delicadeza en la diferenciación de los matices. Finalmente en el Estudio del carácter el pianista debe manifestar a través de la mímica y gesticulación cada uno de los estados de ánimo (caracteres) indicados por el compositor en la partitura: indiferente, inquieto, giocoso, collerico, grottesco, contemplativo, …
(texto de Albert Nieto)
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